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domingo, 16 de septiembre de 2012

La boca de krisna

El increíble poder de Krisna se vuelve a poner de manifiesto en este relato, en el que su pícara naturaleza permite a su madrastra Yasoda comprender rápidamente la verdadera condición de Visnú, el dios de todos los seres vivos.

Krisna y su hermano mayor, de nombre Balarama, eran niños alegres y sanos. En cuanto aprendieron a andar, se pasaban el día correteando por su hogar, situado en el norte de la India, gritando y haciendo travesuras. Krisna era particularmente insolente, pues tiraba los cubos de leche o robaba mantequilla y luego negaba haberlo hecho, o soltaba a los becerros y se iba corriendo, con el rostro lleno de regocijo. Sin embargo, y a pesar de todo, era muy querido por todas las mujeres de la aldea.
Un día, Balarama y algunos de sus amigos se presentaron ante Yasoda y Le con­taron que Krisna se había comido tierra del suelo, pero que se negaba a admitirlo. La mujer reprendió al niño con severidad y le dijo que la tierra podía hacer que enfer­mara, pero Krisna siguió negando haberse comido nada y le dijo a su madre que, si no lo creía, podía echar un vistazo a su boca.
Yasoda, que estaba acostumbrada a las diabluras de su hijastro, le miró la boca con la esperanza de encontrar restos de barro en ella, pero lo que vio te hizo proferir un grito ahogado.
En la boca del niño se encontraba nada más y nada menos que todo el tiempo todo el espacio, la eternidad en sí misma: el gran círculo del cielo a el rastro de las es­trellas, la vasta expansión del mundo a todas las formas de vida, toda clase de esperan­za, deseo y sueño; y se vio también a sí misma en su hogar.
La mujer se quedó sin palabras durante un momento, preguntán-dose qué po­dría significar eso, pero cayó en la cuenta de que Krisna era el gran dios eterno que permanece más allá de esta vida y, que abarca todas las cosas, y se imaginó haciéndo­le reverencias y adorándolo. En ese momento, su visión se desvaneció y, al poco, se olvidó de cuanto había presenciado. Se sentó, lo agarró en seis brazos y lo besó, y lo quiso del mismo modo que cualquier madre.

0.004. anonimo (india)

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