Este relato habla sobre el Diwali, el
festival de las luces de otoño, que se celebra en honor a Lakshmi, la consorte
de Visnú. En las casas se encienden lámparas para atraer a la benevolente
diosa; si la diosa entra, se dice que trae prosperidad para el año siguiente.
Un año,
durante el festival de Diwali, el rey de un reino hindú del norte le regaló a
su esposa el collar de perlas más maravilloso que jamás ha existido, pero
cuando se lo quitó para ir a darse un baño matutino, un cuervo bajó en picado y
se llevó las preciadas perlas.
Para
consolar a su consternada esposa, el rey ofreció una generosa recompensa para
la persona que lo encontrara.
Entre
tanto, el cuervo había dejado caer el collar, que una humilde lavandera
encontró por casualidad. Ésta, al saber que le pertenecía a la reina, se
dirigió hacia el palacio y, con gran orgullo, se lo entregó al rey.
Él le
ofreció un saco repleto de monedas como recompensa, pero la mujer lo rechazó y,
en su lugar, le pidió al soberano que le concediera un favor: esa misma noche,
cuando los festejos de Diwali estaban a punto de empezar, su cabaña sería la
única morada iluminada del reino. El rey prohibió al momento que se encendiera
ninguna otra luz esa noche.
Cuando
Lakshmi fue a comprobar quién había encendido la lámpara en su honor, se llevó
una decepción. Primero pensó que nadie se había molestado en encender las
lámparas, pero entonces vio la casa de la la lavandera y llamo a su puerta. La
mujer la saludó, pero te dijo que sólo le permitiría la entrada en su casa con
la condición de que le prometiera quedarse durante siete generaciones.
Lakshmi
quedo complacida ante semejante muestra de devoción y acepto su petición.
Bendecida por la presencia de la diosa, la lavandera y su descen-dencia durante
siete generaciones disfrutaron de una duradera prosperidad y de buena suerte.
0.004. anonimo (india)
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