Jasón
era hijo de Esón1
y Alcimedea. Siendo todavía un niño de pecho, murió su padre, y
Pelias, el hermano de Esón, ocupó el trono. Su madre hizo que lo
criara, secretamente, el centauro Quirón, quien, con el correr de
los años, lo fue entrenando en todas las artes del combate.
Llegado
a la edad adulta, Jasón regresó a su reino a reclamar el trono. Y
se presentó con una lanza en cada mano y una sola sandalia.
Pelias
se hallaba realizando un ritual y el corazón se le paralizó cuando
lo vio, pues el oráculo lo había advertido del hombre con una sola
sandalia.
Jasón
reclamó el trono, pero Pelias -astuto como pocos- lo persuadió de
que acometiese la conquista del famoso vellocino de oro (que poseía
propiedades mágicas: aseguraba la salud, la felicidad y la
prosperidad), pensando que, dado lo difícil de la empresa, no
regresaría con vida.
La
historia acerca del vellocino refiere que Frixo y su hermana Hele,
hijos del rey de Beocia, habían tenido que huir de su malvada
madrastra y escaparon montando un carnero, cuya piel era
completamente de oro puro y que había sido regalado por el dios
Hermes. Pero en el medio del viaje Hele cayó al agua y no se supo
más de ella.
Frixo
llegó al reino llamado Cólquida, junto al Mar Negro, muy lejos de
Grecia. Allí lo recibió el rey Eetes,2
le dio la bienvenida y le entregó en matrimonio a su hija mayor
llamada Calsíope. Frixo, muy contento, sacrificó el carnero a los
dioses y le entregó la piel de oro, el vellón, al rey Eetes.
El
viejo monarca, temeroso de que alguien alguna vez pudiera quitársela,
la colgó de una rama del árbol más alto del bosque, un roble
consagrado al dios Ares, y dejó en custodia un poderoso dragón que
jamás dormía.
Por
lo tanto, Jasón, habiendo aceptado ya con verdadero entusiasmo la
propuesta de Pelias, mandó construir el barco más fuerte que jamás
se hubiera visto en todo el mundo conocido.
Nació,
entonces, el Argos, un barco indestructible de cincuenta remos hecho
con madera de Pelión, aunque la pieza de proa era de encina
procedente de Dodona, del bosque consagrado al dios Zeus. Esta pieza
fue proporcionada por la diosa Atenea y tenía el don de la palabra y
de la profecía.
Pero
el Argos necesitaba tripulación y entonces fueron convocados los más
grandes héroes de Grecia. En aquella empresa se embarcaron:
Hércules, Calais, Cetes, Castor, Pólux, Idmón, Idas, Linceo,
Heracles y Tifis, entre muchos otros.
Todos
estos grandes guerreros fueron llamados, entonces, "argonautas",
los tripulantes del Argos.
Luego
de correr muchas aventuras, en las que algunos de los argonautas
dejaban la nave para seguir su propio destino, Jasón llegó a las
tierras de Cólquida.
El
rey Eetes le dio la bienvenida y Jasón le dijo, sin rodeos, que
había llegado a esas tierras para llevarse el vellcino de oro, pues
pertenecía a Grecia.
El
monarca no quería entregar tan preciado tesoro, pero no le negó el
pedido; sin embargo, lo impuso de la dura prueba que debía pasar
para hacerse con aquella piel dorada y mágica.
-Deberás
atar los toros de cascos de cobre y que exhalan fuego por la boca, un
regalo del dios Hefesto, y les pondrás el yugo.
Una
vez que estén listos deberás arar este campo -dijo el rey mostrando
una gran extensión de terreno- y plantar las semillas que te daré.
Todos
comieron y bebieron y se retiraron a descansar.
Pero
en la quietud de la noche una figura hermosa se acercó a Jasón,
éste despertó y ella le puso un dedo en los labios.
El
argonauta quedó impresionado ante tan bella mujer, que tenía los
ojos dorados como el mismo sol y cuyos cabellos caían en cascada con
el mismo brillo que sus ojos.
La
muchacha no era otra que Medea, otra hija del rey Eetes, que había
caído presa de amor por Jasón en cuanto lo vio y, por supuesto, no
deseaba que muriera. Ella había sido entrenada en las artes de la
magia por Hécate y tenía una solución para cada problema que
planteaba la prueba; sin embargo, antes de revelarle esas soluciones,
le hizo prometer a Jasón que la haría su esposa y que la llevaría
a Grecia. Él se lo prometió.
-No
dudo de tu fuerza, Jasón, y podrás ponerle el yugo a esos toros,
pero el fuego te calcinará, a menos que uses este ungüento clue yo
misma preparé.
Y
sin decir más le pasó el filtro por todo su cucrho, sin descuidar
ni un solo lugar de su piel.
Luego
Medea agregó:
-Las
semillas que te dará mi padre no son lo que parecen, sino que son
dientes del dragón de Tebas, y en cuanto termines de "cmbrar,
de cada diente surgirá un guerrero armado. Deberás arrojar una
piedra entre ellos para que se peleen, pues son muy belicosos y
pelearán por cualquier tontería y no repararán en ti.
Jasón
agradeció a la bella muchacha y al día siguiente se pre,cntó ante
el rey Eetes.
La
prueba comenzó y el joven héroe se internó en las pasturas
buscando los terribles toros. De pronto sintió que el suelo temblaba
ante los cascos de bronce y, al darse vuelta, vio al toro más grande
que jamás había visto, que tenía los ojos enardecidos de furia y
arrojaba fuego por su boca.
Jasón,
inmune al fuego gracias al ungüento de Medea, tomó el toro por las
astas y lo obligó a hincarse por la fuerza, pero cuando lo estaba
logrando sintió otro resoplido. Se volvió sin soltar al primer toro
y vio al segundo, tan grande como el primero, que cargaba contra él,
también expulsando fuego por su boca.
El
argonauta aguardó sin temer, y cuando el toro iba a atravesarlo con
sus cuernos, giró, y lo atrapó. Y así terminó sujetando los dos
toros por los cuernos, uno en cada mano.
Una
vez sometidos, ponerles el yugo no le causó ninguna dificultad, y
luego Jasón comenzó a arar la tierra y a arrojar las extrañas
semillas en los surcos recién abiertos. Al finalizar su tarea, se
paró cerca de una piedra, pues sabía que los dientes de dragón
"germinarían" de un momento a otro.
La
escena fue aterradora, pues de la nada, de las mismas entrañas de la
tierra, surgieron unos horribles guerreros cadavéricos, que portaban
armaduras, escudos y armas.
Jasón
no perdió tiempo y arrojó una piedra entre ellos.
Los
guerreros se volvieron con sed de sangre y comenzaron a pelear por la
piedra. Y a medida que se golpeaban y sus cuerpos se destrozaban, el
número de ellos iba disminuyendo hasta que sólo quedó uno, al que
Jasón atravesó con su lanza sin perder tiempo.
Después
de tamaña hazaña, Jasón y los argonautas comieron, bebieron y se
fueron a descansar.
Pero
nuevamente Medea entró en el aposento donde dormía Jasón, lo
despertó y le dijo:
-He
oído en secreto las conversaciones de mi padre con sus hombres de
confianza; planea matarte y también a todos tus compañeros e
incendiará el Argos.
-¡Pelearemos!
-dijo Jasón furioso.
-¡No!,
debemos irnos ahora mismo.
-No
me iré sin aquello que he venido a buscar. No me iré sin el
vellocino de oro.
-Ven
conmigo al bosque y juntos lo tomaremos.
Jasón
despertó a los argonautas y les dio la orden de preparar el barco en
secreto.
En
el medio de la noche, Jasón y Medea corrieron por el espeso bosque
en busca del vellocino de oro.
De
pronto lo vieron, colgado y clavado a un roble muy alto. La plateada
luz de la luna brillaba sobre el vellocino haciendo refulgir su color
dorado.
Pero
cuando Jasón se disponía a trepar al árbol escucharon un silbido
que les erizó la piel. Allí, en la oscuridad de la noche, un par de
ojos rojos como carbones encendidos comenzó a acercarse a ellos.
Y,
sorprendentemente, Medea comenzó a cantar.
Jasón
miraba a la hermosa mujer y no podía creer los efectos de su canto,
pues el inmenso y terrible dragón amainó sus movimientos y, poco a
poco, empezó a quedarse dormido.
Jasón
aprovechó la oportunidad y comenzó a treparse por aquel árbol para
rescatar el vellocino de oro.
El
dragón hizo un intento para romper el hechizo, entonces Medea se le
acercó y le hizo aspirar una pócima que llevaba en un pequeño
frasco.
Jasón
seguía trepando y casi podía tocar el vellocino.
El
dragón volvió a hacer fuerza y estiró las patas.
Entonces
Medea tomó una rama de enebro y, pronunciando un sortilegio, tocó
la cabeza del dragón y éste se derrumbó en un profundo sueño.
Jasón
bajó del árbol con la preciada piel y ambos corrieron al Argos que
ya estaba preparado para partir.
1
Algunas
versiones lo nombran Eesón y también Aesón.
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