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martes, 8 de abril de 2014

La leyenda del condor jipiña

Pues cuentan que hace mucho tiempo un cacique[1] sabio gobernaba la ciudad de Corocoro con justicia y bondad. El anciano tenía dos hijos, un varón, que había heredado la prudencia y sabiduría del padre, y una muchacha, bella como nadie. Un día llegó un extranjero hasta la casa del cacique. Venía, según aseguró, de tierras lejanas y quería pedir la mano de la hija. El muchacho era fuerte y hermoso, y esperaba ser aceptado.
El cacique, sin embargo, le respondió de esta manera:
-Hermoso joven, tu petición me honra, pero eres un perfecto desconocido. Nada sabemos de ti ni de tu pueblo. ¿Puedes mostrar alguna prenda de tu origen?
Al muchacho, que no esperaba esta respuesta, las palabras del anciano le hirieron profundamente. Calló y, en silencio, abandonó el lugar sin que nadie en Corocoro se diera cuenta.
Pasó algún tiempo, y la historia del pretendiente de la hija del cacique se había olvidado. La muchacha estaba enamorada de un joven y con él subía hasta el cerro a charlar y a contemplar el paisaje. Un día de los que subieron, se dieron cuenta de que un cóndor volaba por encima de ellos y les observaba desde la distancia. Como el cóndor no se iba y volaba alrededor de ellos, la muchacha se asustó. Su enamorado le contestó:
-No te inquietes, mañana regresaremos con mi honda, y si aún está por aquí, le espantaré.
Al día siguiente, los jóvenes volvieron a subir al cerro, y al aparecer el ave, el muchacho hizo vibrar su honda y la lanzó con fuerza y precisión hacia el cóndor. Dentro había una piedra de oro. El cóndor recibió un impacto en el pecho y, volando como pudo, llegó hasta una roca donde se posó, moribundo. Wiracocha, dios de los dioses, lo transformó en roca.
Algún tiempo después, llegaron a Corocoro emisarios del imperio vecino: buscaban al príncipe Kuntur Mallku, que había salido de viaje por diferentes ciudades para buscar esposa y nunca había regresado.
Cuando llegaron donde el cacique, este les explicó que sí había pasado por allí, pero que, al no poder dar ninguna prenda de su procedencia, se había marchado.
Los hombres le contaron entonces que Kuntur Mallku era el único humano con el poder extraordinario de transformarse en cóndor. La hija, que estaba escuchando junto a su padre, al darse cuenta de lo ocurrido, se desmayó y vivió el resto de sus días con tristeza.
Al lugar donde el cóndor se transformó en piedra le llaman desde entonces «cóndor Jipiña» y, en aimara, esto significa `donde hace nido el cóndor'.

0.016.4 anonimo (aymara-bolivia) - 040



[1] Cacique: señor de vasallos o jefe guerrero en alguna provincia o pueblo indios.

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